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3 Factores clave a la hora de aprender un idioma

Aprender un idioma es un proceso único y especial en el que intervienen elementos muy variados. El camino es largo, pero apasionante, y hay muchos recursos que nos pueden ayudar a conseguir nuestro objetivo. Pero, si queremos alcanzar el éxito realmente, hay tres factores que destacan sobre los demás y que sin duda tenemos que tener en cuenta:

  1. Motivación

 

Con respecto a la motivación, hay pocas cosas que se puedan comentar hoy en día que no se hayan dicho a ya. Sin embargo, siempre es positivo recordar a esta fuerza motriz que nos empuja cada día un poco más cerca de nuestra meta.

La palabra motivación viene del vocablo latino “motivus” que significa “movimiento” y el sufijo –ción, “acción” o “efecto”. Es, por lo tanto, un concepto que se asocia directamente con lo que nos estimula, lo que hace que nos pongamos manos a la obra.

La motivación es lo que nos da la energía positiva que necesitamos para impulsarnos hacia adelante. Por esa razón, aquellos que deseen realmente aprender el idioma, serán los que tengan las probabilidades más altas de conseguirlo.

Teniendo en cuenta todo esto, ahora llega el momento de pensar en cuáles son tus propios motivos. Tal vez lo necesites por exigencias de trabajo, porque te interesa la cultura del país, porque te supone un reto o, simplemente, porque te parece un idioma atractivo. Sean cuales fueren tus razones, si estás convencido de que es lo que quieres, ten por seguro que alcanzarás el éxito.

Personalmente pienso que el estudio de los idiomas debería ser más vocacional y no me gusta la presión que se está ejerciendo hoy en día para conocer ciertos idiomas. No obstante, parece que muchas personas se quedan enganchadas en el proceso y al final obtienen una experiencia positiva.

  1. Paciencia

No hay otra alternativa. Como hemos visto en post anteriores, la adquisición de un idioma es un proceso intrínseco a todos nosotros que se desarrolla de un modo gradual y progresivo. El máximo exponente de dicho proceso es el aprendizaje de la lengua materna cuando somos niños. Como podemos observar, a los niños les lleva varios años alcanzar un buen dominio del idioma a pesar de que, – según dicen – la plasticidad de su cerebro es mucho mayor que la de un adulto. Por lo menos hay que admitir que tienen una actitud mucho más abierta a la hora de aprender.

Por otra parte, hay ciertos estudios científicos que sugieren que hay un límite máximo de palabras que podemos aprender al día, que vendrían a ser unas diez. De cualquier modo, la realidad es que la mente se toma su tiempo antes de adaptarse a un nuevo idioma y eso es algo que no podemos forzar. Por esta razón, habría que abolir toda suerte de presión y prisa en este tema. Lo óptimo sería fluir e ir dejando que el proceso se vaya consolidando poco a poco sin preocuparnos de fechas, plazos, o cualquier otro tipo de cuantificación. En todo caso, si tienes que comparar los progresos, hazlo de un año a otro, ahí podrás darte cuenta claramente de la diferencia.

Una vez aclarados estos puntos, a continuación hay que dedicarles una mención especial a todos esos métodos y sistemas que prometen fluidez y resultados casi instantáneos. No he probado ninguno de dichos métodos, pero si hay algo que puedo asegurar, es que no hay atajos ni fórmulas milagrosas. Una de las bases del aprendizaje de los idiomas es que lleva mucho tiempo y esto hay que respetarlo, y cuanto más relajados estemos, mejor nos irá. Al fin y al cabo, el estrés no nos va a beneficiar en modo alguno. Por ello, si alguna vez nos topamos con uno de estos sistemas, es mejor ignorarlo, pues muy posiblemente se trate de una estafa.

No pongo en duda que haya ciertos políglotas que sean capaces de sacarle el máximo partido a un reducido número de palabras y a unas cuantas normas gramaticales, de tal modo que pueden desarrollar algunas conversaciones básicas en poco tiempo. Supongo que tendrán algún tipo de habilidad especial para establecer estas conexiones, algo que desconozco, pero en cualquier caso, estos individuos son la excepción, no la regla.

En conclusión, no te sientas mal si ves que avanzas despacio, de hecho, es lo natural, lo que debes esperarte. Es muy importante tener clara esta base para evitar frustraciones y desmotivaciones innecesarias.

  1. Práctica diaria

Ahora que tenemos la motivación y somos conscientes del tiempo que lleva el proceso, solo queda por determinar el tiempo que hay que dedicarle al proyecto.

En el caso de los idiomas, para no perder la sintonía, mantener el ritmo y avanzar lo máximo posible, lo mejor es practicar un poco todos los días. El proceso es inevitablemente lento y no avanza más deprisa por dedicarle muchas horas, y menos si solo se hace en un día en concreto. Por este motivo, siempre es mejor dedicarle algo de tiempo a diario, aunque sea media hora, algo que por otra parte también es positivo porque puede evitar que nos agotemos.

Las prácticas deben incluir sobre todo escucha, lectura y ejercicios gramaticales de vez en cuando, esto último sobre todo si estamos empezando.


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¿Es necesario tener un profesor de idiomas?

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Como hemos visto en artículos anteriores, los idiomas se aprenden mediante un proceso de adquisición que es natural e intrínseco a todos nosotros. Este proceso es totalmente diferente al que nos lleva a aprender el resto de las materias, porque no se activa del mismo modo. Los idiomas no se estudian, se aprenden. Teniendo en cuenta esto, cabría preguntarse ¿cuál es el papel que juegan las clases en todo esto?

Podría hablar de mis propias experiencias, de las horas pasadas en clase estudiando la gramática y de la repetición de ejercicios sobre la misma. ¿Aprendí algo? Por supuesto, de hecho obtuve una buena base que me ayudó mucho posteriormente, pero en aquellos tiempos me costaba mucho hablar. Faltaban partes importantes del proceso, y sin esas partes, no es posible lograr el objetivo completo.

Muchos años más tarde, cuando aprender inglés se convirtió en una prioridad para mí, empecé a investigar sobre el asunto, a hablar con gente, a analizar las teorías y, finalmente, a extraer conclusiones. Todo esto es lo que he expuesto en mis post “Los Secretos para Aprender un Idioma” y, como puedes ver, resulta muy lógico. En realidad es algo que me parece muy coherente porque lo he podido contrastar con mis propias experiencias personales.

Así es como me he dado cuenta de que una buena parte de mi propio aprendizaje se la debo a mis propios esfuerzos. De hecho, nosotros somos los mayores artífices del logro, porque somos los responsables últimos de poner en marcha los mecanismos necesarios para adquirir un idioma, es decir, leer, escuchar y aportar una buena dosis de motivación. Nadie de fuera puede venir a darnos esto.

Por lo tanto, ¿es necesario entonces un profesor?

Tener un profesor no es imprescindible, pero tener un buen profesor sí puede ser una gran ayuda.

En primer lugar, no siempre es fácil o cómodo exponerse al idioma que queremos aprender, o hablar con personas nativas, de esta manera, el simple hecho de tener a una persona cerca para hablar y escuchar, nos va a servir efectivamente de ayuda. Por otra parte, un profesor siempre va a tener más paciencia para escucharnos y explicarnos las dudas, algo que a veces no podemos encontrar en la gente que conozcamos. Además, por muy regulares que sean las clases, siempre habrá algo que retengamos, y que se irá constituyendo como base.

Además de todas estas cuestiones, hay que mencionar también que uno de los factores fundamentales es la motivación, y para muchas personas el simple hecho de asistir a clase y de tener a alguien que les apoye es una buena razón para seguir adelante.

Desde otro punto de vista, también hay profesores excelentes que saben crear un ambiente de interés y atención entre los alumnos. Si encuentras a alguien que sepa guiarte, darte buenas recomendaciones y hacer más ameno el proceso, podrás avanzar bastante. Como todo en la vida, las personas que sientan pasión por su profesión harán un buen trabajo, igual que los que lo hagan por hacer algo no tendrán los mismos resultados. La recomendación en este caso sería no conformarse y ser un poco selectivos, y buscar a una persona con la que tengamos buena sintonía o que utilice los métodos más apropiados. Los diversos métodos online que existen hoy en día lo favorecen porque puedes tantear a varios profesionales hasta encontrar el tuyo.

Eso sí, la realidad es que, por muy buen profesor que tengamos, nunca lograremos nuestro objetivo si realmente no queremos. En ningún caso podemos olvidarnos de nuestra responsabilidad en este aprendizaje, ya que nosotros somos los verdaderos protagonistas.

En conclusión, siempre y cuando tengamos la voluntad, un buen profesor nos puede ayudar mucho. Si es buen profesional nos puede dar guía y estímulo. Pero, estando en el siglo XXI y teniendo tantos materiales disponibles, cursos online, vídeos y aplicaciones, no es estrictamente indispensable, ya que podemos exponernos al idioma nativo de muchas maneras. No obstante, el apoyo que nos pueda dar un gran profesional es incuestionable, así que si nos podemos esta ayuda, siempre será mejor, especialmente para las personas que empiezan. La decisión está en manos de cada uno.

Ver también:

Los Secretos para Aprender un Nuevo Idioma I

Los Secretos para Aprender un Nuevo Idioma II

Los Secretos para Aprender un Nuevo Idioma III


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Los Secretos para Aprender un Nuevo Idioma III

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Cuando los niños entran en la escuela, toman contacto con el otro gran vehículo de transmisión de las palabras: el lenguaje escrito. El lenguaje escrito, que permite relacionar las palabras con unos símbolos precisos y claros, hace que los mensajes se transmitan en grandes cantidades y de un modo muy efectivo.

  • La lectura es la otra gran arma para aprender un idioma.

Bien sea a través de los libros de texto de cualquier asignatura, o bien mediante la lectura puramente recreativa, lo cierto es que gracias a esta exposición los niños mejoran notablemente en el idioma. La lectura permite que los procesos y las normas del lenguaje se queden grabados en la mente de un modo inconsciente, mientras estamos concentrados en el contenido.

Es un hecho constatado que, en todas las culturas y nacionalidades, las personas que mejor manejan un idioma, son aquellas que leen más. La cultura se refleja de un modo muy notable en nuestra manera de expresarnos. Cuanto más leamos en el idioma deseado, mejor, porque así iremos integrando sus estructuras sin darnos cuenta. Hay que agregar que una parte muy importante del vocabulario que aprendemos en nuestra vida, proviene de la lectura.

  • No te olvides de incorporar siempre lecturas agradables a tu proceso. Busca sólo cosas que te gusten, que te hagan pasar un buen rato, y que sean adecuadas para tu nivel.

Como en el caso de escucha, conviene recordar que el proceso es lento, por lo que tenemos que tener paciencia. Además, tenemos que intentar escoger siempre las temáticas que más nos agraden, pues la diversión hace que nos relajemos, y la relajación facilita mucho este proceso.

El último punto es quizás el más polémico, y se trata de la gramática. Como he comentado anteriormente, en el pasado los idiomas se solían estudiar por norma general a través de los libros de gramática y las reglas, pero los resultados eran pobres y no conseguían enganchar la atención de los alumnos. Es evidente que estudiando sólo la gramática, no se puede avanzar mucho porque estamos ignorando los dos grandes pilares del aprendizaje, la escucha y la lectura. Sin embargo, tampoco estoy de acuerdo con la guerra radical que le han declarado a la gramática algunos de los gurús actuales de los idiomas. Veamos por qué.

La gramática nos da unas normas, y las normas son buenas en muchas ocasiones. Me explico, aprender las preposiciones en inglés, por ejemplo, es difícil porque hay muy pocas normas, es muy irregular. Las normas, en realidad, nos sirven de apoyo. Por otra parte, el intentar estructurar las cosas, hace que las comprendamos. Toda esta base sobre nuestro idioma nativo que nos enseñan en la escuela, hace que vayamos mejorando el uso cada vez más y que progresemos. Por otra parte, si tenemos dudas con respecto a cómo realizar cierta construcción, siempre podemos acudir a las normas.

Aprendemos gramática básica cuando empezamos a unir frases de niños, pero el conocimiento de un idioma es mucho más complejo. La gramática no enseña cómo construir las frases y a hacerlo sin errores. La organización de la gramática depende de la lógica, y, entender la gramática hace que pensemos en el idioma de un modo más lógico.

En conclusión, ni se trata de basar todo el aprendizaje en la repetición de innumerables ejercicios de gramática, como se hacía antes, ni hay que dejarla de lado del todo, como pretenden algunos métodos actuales. La gramática es para conocerla y entenderla, y para que nos ayude a saber cómo tenemos que hacer las cosas cuando tenemos dudas.

  • Ten siempre a mano un buen manual de gramática para conocerla, entenderla y ayudarte a resolver tus dudas.

¡Esto ha sido todo! Espero que os haya gustado esta saga de artículos y que os ayuden mucho. Luego analizaremos más cosas. ¡Hasta la vista!

Ver también: Los Secretos para Aprender un Nuevo Idioma I, Los Secretos para Aprender un Nuevo Idioma II


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Los Secretos para Aprender un Nuevo Idioma II

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“Podemos reconocer que la adquisición de la lengua materna es un proceso cognitivo universal, inherente a la condición humana. La capacidad del lenguaje,      materializada en la adquisición de la LM, es una habilidad compleja y      especializada, que se desarrolla de forma espontánea en el niño, sin esfuerzo     consciente y sin instrucción formal, y que es cualitativamente igual a todos los      individuos.” – Marta Baralo

Con respecto al tema de la escucha que hemos comentado en el post anterior, me gustaría agregar un apunte, y es que en los países más exitosos en cuanto al aprendizaje de idiomas extranjeros, como Holanda, Bélgica, países nórdicos, etc. Los niños suelen tener acceso desde pequeños a programas de televisión en otros idiomas. Es un dato relevante.

Pero vamos a continuar. Hemos llegado al punto en el que los niños consiguen entender el mundo y el lenguaje que les rodea. Entonces, y sólo entonces, empiezan a emitir palabras, y lo hacen de un modo natural, sin ningún miedo ni presión. Realmente, la ausencia de miedo a equivocarse es un factor muy importante dentro del proceso.

  • El habla sobreviene de un modo natural cuando se entiende un idioma y es un proceso que no se debe forzar.

Por lo tanto, no hay que sufrir si al principio del aprendizaje cuesta un poco hablar. Es un proceso largo que toma su tiempo. Cuando nos empezamos a sentir confortables con el idioma, es cuando estamos preparados para ir hablando, y cuando lo entendemos muy bien y lo sentimos de algún modo como parte de nosotros, nos expresamos de un modo cada vez más fluido. Los niños pequeños también empiezan balbuceando algunas palabras y luego van auto perfeccionándose poco a poco, con el transcurso del tiempo. El uso del lenguaje y la pronunciación mejoran con los años. Con los adultos, ocurre exactamente igual, porque el proceso es idéntico para todos. Empezamos emitiendo algunas palabras y vamos subiendo de nivel gradualmente, y no hay más, no se pueden saltar etapas, lleva años, eso es todo. Así pues, así como los errores de los niños son corregidos con benevolencia y comprendidos, así deben ser tratados los adultos. Mientras tanto, es importante seguir escuchando, los resultados llegan para los que siguen adelante.

  • La presión es una enemiga del proceso de aprendizaje de idiomas. El proceso lleva su tiempo y debe ser respetado.

Hoy en día hay muchos medios y aplicaciones que incitan a hablar desde el principio. Siempre que no haya presión, no lo veo mal, pero los idiomas no se aprenden hablando, se hablan cuando se aprenden. No creo que sea la práctica más adecuada para principiantes, a no ser que lo hagan con un tutor específico que quizás nos instruya en el vocabulario, porque tal vez la presión puede ser demasiado grande y esto puede generar frustración. Cada cosa lleva su tiempo y la comprensión es lo primero. Para niveles a partir de intermedio, en cambio, es una práctica adecuada, te puede dar seguridad, experiencia, y además puedes escuchar la lengua nativa, lo cual siempre es positivo. Pero recuerda que para seguir aprendiendo tienes que seguir escuchando, entre otras cosas, que ahora veremos.

Si bien es cierto que los niños consiguen hablar efectivamente, también lo es que lo hacen a un nivel más bien básico. Llegados a este punto, los niños son enviados a la escuela donde aprenden a utilizar la que es probablemente una de las mejores herramientas que hay para perfeccionar y usar correctamente un idioma. El estudio no puede estar basado únicamente en la escucha, porque si no seguirías hablando el nuevo toda la vida como un niño pequeño. ¿Quieres saber cuáles son las herramientas que te ayudarán a hablar con eficiencia?

CONTINUARÁ

Ver también: Los Secretos para Aprender un Nuevo Idioma I

                        Los Secretos para Aprender un Nuevo Idioma III


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Los Secretos para Aprender un Nuevo Idioma I

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Tradicionalmente, las clases para aprender idiomas se enfocaban en el estudio de la gramática, las reglas y una serie de prácticas, que consistían generalmente en ejercicios para aprender dichas reglas. Creo que hoy en día se sigue haciendo así en las escuelas, aunque no estoy muy segura, quizás alguien me podría comentar algo con respecto a este aspecto.

Pero, ¿esto funciona realmente?

Creo que no hay más que ver los resultados para darse cuenta de que… no mucho. De hecho desde siempre la gente que realmente quiere aprender un idioma suele viajar a los países destino del idioma elegido para terminar de aprender, lo cual tiene mucho sentido.

Pero vayamos al principio. ¿Cómo se aprende realmente un idioma?

Para conocer el auténtico proceso, no tenemos más que mirar a aquel tiempo en el cual todos y cada uno de nosotros aprendimos un idioma con la máxima eficiencia: la infancia. Todos los niños del mundo aprenden a comunicarse efectivamente en su idioma materno. Eso ya nos da un dato positivo: la habilidad está en todos nosotros.

¿Y cómo lo hacen? Simplemente lo descubren. Los niños se relacionan abiertamente con su entorno, lo exploran, lo conocen. Observan a las otras personas. En este proceso, aprenden a identificar objetos, personas, los reconocen, asocian las palabras y finalmente las comprenden. Es decir, en el momento que realizan asociaciones empiezan a comprender, y después de la comprensión viene la ejecución.

  • Por eso es tan importante el uso de las imágenes en el aprendizaje de los idiomas. La mente está preparada para asociar.

Poco a poco van entendiendo cada vez más palabras y después, construcciones progresivamente más complejas. Porque lo importante realmente es la idea, el lenguaje es un mero vehículo para expresarla. Por consiguiente:

  • Entender un idioma es el primer paso para hablarlo.

Esto significa que la primera fase del aprendizaje es el entendimiento. Por lo tanto, desde el principio, es muy importante estar en contacto con el idioma nativo. Para empezar, sería interesante centrarse quizás en el vocabulario y en la escucha. Sin ninguna duda, es fundamental escucharlo. Hoy en día no falta los recursos y materiales para lograrlo, podcasts, vídeos, programas de televisión, películas, etc. Los hay de todos los niveles y adaptados a todos los gustos, y lo mejor es que puedes escogerlos de acuerdo con tus gustos personales. No lo olvides.

  • Escuchar un idioma es el método más efectivo para aprenderlo. Utiliza materiales adecuados para tu nivel, y a ser posible sobre temas que te diviertan.

CONTINUARÁ

Ver también: Los Secretos para Aprender Nuevo un Idioma II,

                        Los Secretos para Aprender un Nuevo Idioma III


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¿Por qué «Create the Languages”?

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Hoy quería explicaros el motivo que me llevó a escoger este título para mi blog y otros canales.

El lenguaje es, en sí mismo, un proceso creativo siempre. Así se ha demostrado en todas las culturas y épocas. Vamos a ver algunos ejemplos.

Piensa en las expresiones coloquiales que utilizas más a menudo. Ahora piensa en las de tus familiares, amigos y otros entornos. En cada grupo suele predominar un tipo de expresiones, que suelen hacer referencia a sucesos que hayáis tenido en común, actividades u otros eventos que hayáis vivido juntos. Luego analiza a cada persona, sus modismos o las palabras que suele usar de un modo más habitual. Todos y cada uno de nosotros escogemos las palabras que nos son más afines, así como las expresiones que más nos representan, por no hablar de nuestras propias expresiones inventadas, cómo por ejemplo las que utilizas con esa persona y sólo conocéis vosotros dos.

Así poco a poco van surgiendo los neologismos, día a día, continente a continente. Siempre hay cosas nuevas que necesitan nuevas definiciones, o redefiniciones más actuales de lo mismo. El proceso de creación no para.

Tomemos un libro de algunos siglos atrás, quizás se trate del mismo lenguaje, pero qué difícil resulta de entender. Además, cuanto más tiempo pasa más evidente resulta el proceso. La moda, los condicionamientos sociales, los préstamos de otros idiomas, todo ello va configurando poco a poco los nuevos usos y palabras hasta que son institucionalizados.

Otro buen ejemplo son los traductores automáticos, que por más que se sofistiquen y perfeccionen nunca llegan a igualar el flujo de un idioma natural. Eso se debe a que el significado de la palabra no está solamente en la palabra en sí, sino que también depende del contexto. Además los modismos tampoco son construcciones lógicas que se puedan traducir de un modo literal. Son el reflejo de la cultura popular, por lo que hay que conocer la idiosincrasia del pueblo del idioma de destino para encontrar una expresión semejante, si la hay.

En resumen, cada vez que construimos nuestras frases, no nos limitamos a aplicar una serie de reglas, que mucha gente ni siquiera recuerda. Lo que hacemos es volcar nuestras propias ideas y pensamientos sobre un vehículo que conocemos, el lenguaje, para darle después el color de nuestra cultura popular, emociones, gustos personales, etc.

Cada vez que hablamos, estamos creando, y el lenguaje de cada uno de nosotros tiene nuestro toque único, personal y especial.